A veces nos pasamos los dias pensando en que estamos solos y separados de lo que nos rodea, sufriendo, y en realidad esto que pensamos no es cierto. Siempre y constantemente nos comunicamos con todas las cosas y con todos los seres que viven a nuestro alrededor. Muchas de estas comunicaciones son sin palabras, como cuando la luz del sol ilumina el día y las flores lo detectan, y se abren lentamente, dirigiendo sus pequeñas cabezas hacia la luz que ha nacido ese día. Eso es hablar sin palabras. O cuando estamos en calma y tranquilos, y nuestra simple presencia silenciosa influye en los demás que están a nuestro lado, aportándoles paz y tranquilidad o seguridad. Todo está conectado y en comunicación permanente.
Pero a veces esto se nos olvida y volvemos a caer en la ilusión de que estamos separados. Y es en momentos así cuando se nos ocurre pensar que “estaría bien si pudiéramos comunicarnos con el universo”, decirle que estamos aquí, que queremos ser escuchados, que nos sentimos solos, y pedirle cosas.
Dos formas de lograrlo
He descubierto que sí es posible comunicarnos con el universo, ser escuchados y obtener respuesta. No es una teoría, es algo practico, comprobable, pero para ello debemos entender cuales son las dos formas correctas de comunicarnos con el universo y obtener una respuesta.
La primera es dirigiéndonos a los seres vivos que nos rodean, a lo que tenemos más cercano, dirigiéndonos a las personas que viven en este planeta con nosotros y a todo lo que está vivo. Ocupándonos de todos ellos. Nuestros semejantes son el medio a través del cual el universo nos escucha y las personas que nos rodean son el medio a través del cual el universo nos responde.
Todos ellos son los ojos y las oídos del universo. Todos ellos, todos los seres vivos que habitan este planeta. Cuando préstamos atención a las necesidades de los demás, cuando somos cuidadosos con sus sentimientos, cuando compartimos cosas con los demás y nos preocupamos sinceramente de lo que ellos necesitan, y les damos nuestro apoyo. Cuando les inspiramos para que sus vidas sean mejores… siempre y en cada uno de estos momentos estamos dirigiéndonos directamente al universo, siendo escuchados y comunicándonos con esta energía poderosa e inteligente que lo sabe y lo ve todo. El universo sabe cómo somos por nuestra manera de comportarnos con los demás. Es entonces cuando el universo nos escucha con atención y probablemente después nos responda a través de los mismos medios, a través de todas estas personas y seres vivos. Serán ellos los que nos devuelvan el mensaje.
La respuesta llegará
Cuando uno se preocupa sinceramente por los demás, suele suceder que a su vez, los demás nos responden de la misma manera que nosotros lo hicimos con ellos, y nos devuelven su atención, su ayuda y su apoyo. Somos escuchados y respondidos directamente.
Por eso, no es algo tan difícil el poder comunicarnos con el universo. Tan solo tenemos que dirigirnos a nuestros semejantes y ayudarles en lo que podamos. Imagina cómo sería este planeta si todos hiciéramos lo mismo.
La segunda manera de comunicarnos con el universo es más silenciosa y personal, pero también importante. Sucede cuando estamos solos, en la intimidad de nuestros pensamientos, escribiendo o pensando y hablando desde nuestro interior. Esta es una forma más discreta, intima, personal y silenciosa. En ocasiones cuando estamos contemplando el amanecer con el sol saliendo entre las nubes, tenemos el impulso de hablar en silencio al universo y expresar lo que sentimos o lo que nos preocupa. Casi parece un oración, pero una oración silenciosa a la naturaleza y a la vida que nos rodea.
Las dos son necesarias
Hay gente que piensa que solo de esta única manera van a ser escuchados y respondidos. Que el universo les va a oír y va a concederles todos los deseos que le han pedido, pero no se preocupan de prestar atención a sus semejantes, ni de ayudarlos, ni de ver qué es lo que necesitan.
Para que el universo nos escuche y nos responda, debemos practicar estas dos maneras de “comunicar”.
Conversación interior, solitaria discreta y silenciosa. Y acciones amistosas, sinceras e inspiradoras con todos los seres vivos que nos rodean.
Practicalas y te sorprenderás la respuesta.
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