No se si te ha pasado tener que decidir entre dos o más cosas, tener que tomar una decisión para después quedarte solo con algo, una sola cosa, y prescindir y deshacerte de todo lo demás… y no ser capaz de hacerlo. Darte cuenta de que no puedes, que te es imposible soltar…
Tenemos un gran apego a las cosas, a las situaciones a las personas, a los objetos, y es realmente difícil poder quedarnos con poco y ser capaces de renunciar a todo lo demás.
En el caso de los objetos es preocupante y muy evidente cuando sucede, porque los objetos ocupan espacio físico: vamos almacenándolos en algún lugar hasta que se hacen una montaña a punto de derrumbarse sobre nosotros cualquier día de estos. Acumulamos todo tipo de cosas y objetos porque pensamos que vamos a necesitar todo ello.
Pero en el caso de las cosas inmateriales, como situaciones, sensaciones, experiencias, a las cuales también somos adictos y las vamos acumulando, es más difícil darse cuenta, porque no ocupan espacio físico, aunque sí ocupen espacio mental.
Por eso la simplicidad debe tratar también de seleccionar y soltar, dejar ir, las situaciones, sensaciones y experiencias, que todas ellas sin ser materiales, ocupan también mucho espacio en nuestras vidas.
A veces ocurre que alguien es muy bueno jugando al tenis y disfruta mucho con esta actividad, pero resulta que también es muy bueno navegando a vela y disfruta también mucho con esto. O puede suceder que alguien sea muy bueno pintando artísticamente, pero que también se le de muy bien tocar la flauta travesera y al mismo tiempo escribir en un blog.
Todas estas cosas ocupan mucho tiempo y gastan energía por lo que sería interesante saber decidirse por una sola o quizá dos de ellas y dejar, soltar abandonar las otras. Pero esto nos cuesta mucho.
Así que mientras nos decidimos, vamos haciendolo todo, gastando energía en todo, sin profundizar en nada, permaneciendo en la superficie de las cosas y dejando que pase el tiempo.
Lo cierto es que tampoco es que esta manera de funcionar esté mal planteada. Sin duda, cada uno puede y debe vivir como le parezca mejor. Eso no se cuestiona.
Pero si queremos profundizar en algo, dominar algo, hacernos expertos en ello y simplificar las obligaciones, ahorrar energía e ir más ligeros por la vida, sin duda sería una buena opción dejar algo, soltar y caminar mas ligeros, con menos cosas.
Nos cuesta mucho decir que no, y nos cuesta mucho decidirnos solo por una actividad. Especialmente cuando se nos dan muy bien varias de estas actividades y cualquiera de ellas podríamos hacerla perfectamente bien.
A veces casi sería preferible que no se nos dieran bien tantas actividades porque nos paraliza el tomar la decisión y decidirnos solo por una de ellas.
Hoy tocaba recordar que los objetos físicos se acumulan y lo sabemos porque los podemos ver, pero las situaciones y experiencias también las vamos acumulando y no las soltamos. Recordar, soltar, para viajar más ligeros.
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